El dúo riojano publica ‘El tigre y yo’, el primer adelanto de su próximo disco, cuyo lanzamiento se realizará el próximo otoño. ¿Puede una sola canción despertar el apetito por conocer las obras completas de un grupo? Claro que sí, dirán ustedes. Y lo mismo diré yo, una vez más, tras haber sido entre abducido y seducido por ‘El tigre y yo’, el tema más reciente del dúo riojano Espanto, a quienes no había tenido la fortuna de conocer hasta ahora.
Lo primero que llama la atención en el particular universo sonoro en el que habitan Teresa (voz) y Luis (instrumentos variados) es que sus influencias posibles quedan a la vista desde el minuto uno. Y, aun así, los paisajes a la vista tienen el atractivo necesario, y suficiente, para animar una exploración sosegada del entorno.
Aunque es verdaderamente difícil que una banda cuyo sonido evoca exquisiteces tales como el pop costumbrista, lánguido, noventero y donostiarra de Single o los mundos mágicos de las grandiosas Vainica Doble, pueda decepcionar a un converso. Pero la abundancia de malas imitaciones pone los sentidos en alerta.
Y no hay motivo. Espanto parecen decididos a componer la perfecta banda sonora para una película de suspense de serie B que hubiera dirigido, por ejemplo, Jacques Tourneur o Alfred Hitchcock, y en la que los decorados hubieran sido diseñados por un imitador del genial Salvador Dalí. Ya saben, entre ‘La mujer Pantera’ y ‘Recuerda’.
Unos ambientes desasosegantes pero bellos servidos en bandeja por un arreglo que siembra con rapidez inquietud e incertidumbre en el oyente. A cambio ofrece como contrapartida una belleza extraña de cualidades hipnóticas que anima a profundizar en sus sensaciones sonoras por medio de unas cuantas escuchas sucesivas.
Para completar la agradable sorpresa el rompecabezas queda completo al descubrir que Espanto cuenta con el aval del dúo Hidrogenesse que le presta el sello discográfico en el que lanzarán ‘Frutas y Verduras’. Y también que cuentan con una notable obra anterior muy alabada por la crítica. Habrá que hacer los deberes y sentarse a escuchar.
