Emma Pollock vuelve a la carga con ‘In Search of Harperfield’

El tocadiscos

Emma Pollock vuelve a la carga con ‘In Search of Harperfield’

Emma Pollock, In Search of Harperfield

La compositora escocesa completa su mejor disco en solitario tras romper un silencio de seis años. Los regresos de algunos artistas ya veteranos en el oficio, pero todavía jóvenes, a los que uno empezaba a dar por perdidos tras unos dilatados periodos de silencio, siempre resultan reconfortantes. Gusta volver a tener noticias de alguien con quien has compartido algunas horas de soledad, tocadiscos mediante, y que te ha proporcionado compañía y buenos ratos.

Es el caso, por ejemplo, de Emma Pollock, una de las compositoras más brillantes del movimiento ‘indie’ escocés que floreció hace un par de décadas y que daba la impresión de haberse perdido para siempre, después de publicar hace seis años, ’The Law Of Large Numbers’, su segundo disco en solitario.

Antes de eso, Pollock había sido miembro fundacional, y de máxima importancia, en The Delgados, una poderosa banda de rock alternativo que se mantuvo en activo entre 1994 y 2005 y que, sin duda, merecía haber conseguido mucha más popularidad de la que obtuvo, por su interesante repertorio y la contundencia de sus directos.

Sin contar con que uno no podía por menos que tener simpatía a un grupo que había decidido ponerse el nombre en homenaje al ciclista español Perico Delgado que había ganado por aquellos años un ‘tour’ de Francia y gozaba de mucha popularidad entre los aficionados al deporte de las dos ruedas.

De aquel naufragio final se salvaron algunos muebles, claro. Además de Emma, también se ha mantenido activo Paul Savage, que tocaba la batería en la banda y está casado con nuestra protagonista a la que por cierto ha producido este disco del que nos ocupamos hoy, titulado ‘In Search of Harperfield’, que marca el regreso a la actividad de esta peculiar cantautora.

Cierto que últimamente los seguidores de Pollock ya esperaban novedades discográficas en cualquier momento, porque la artista se había involucrado en un par de proyectos colectivos, de carácter intermitente. A saber, la banda multidisciplinar The Burn Unit, que también lleva tiempo sin producir, y el colectivo solidario The Fruit Tree Foundation.

Las esperanzas se vieron confirmadas y ya tenemos aquí el nuevo disco de Emma Pollock. Un trabajo que probablemente sea el mejor que ha hecho hasta ahora y en el que, sin abandonar del todo su vieja querencia ‘rockera’, la artista ha sido capaz de sumergirse en otras texturas sonoras que refuerzan su ya poliédrico universo.

Hay aquí, como siempre, un puñado de melodías memorables, marca de la casa, que se benefician de esa inmediatez y esa frescura que suele relacionarse con el pop de calidad. Pero también, algunos ropajes instrumentales sosegados de corte casi ‘folkie’ y hasta sinfónico a ratos, que indican la predisposición de Pollock para abrir su paleta sonora y ampliar su universo creativo.

Al final, madurar siempre es rentable. Sobre todo, para los artistas que son capaces de demostrar que no tienen miedo a envejecer y que eso de cumplir años, también puede ser muy positivo si se sabe sacar partido de la experiencia acumulada. Y, definitivamente, Emma encara su cuarta década de vida en muy buena forma, según parece.

Aunque no siempre acierte, uno simpatiza con la decisión de Emma de abordar desde la perspectiva del pop ese ángulo oscuro de la vida cotidiana con el que, inevitablemente, todos nosotros tenemos que lidiar al crecer. También los cuarentones recientes, como ella, que atravesaron el umbral del siglo XXI embarcados en la aventura de liderar una prestigiosa banda ‘indie’.

Temas como las decepciones, el suicidio, la certeza de que la muerte nos va a llegar a todos o la desaparición de los seres queridos que pocas veces encontramos en las canciones de este estilo, como si sus compositores se resistieran a abandonar los mundos luminosos de la infancia y de la adolescencia.

Desde mi punto de vista, al menos como letrista, Pollock ha mejorado mucho. Y eso que su estilo, más centrado en lo sensual y lo introspectivo que en la narración y, en ocasiones demasiado metafórico, no es el más de mi gusto. Pero cuando las cosas están bien hechas no hay prejuicio que resista en pie.

Tanto que, esta vez me ha costado mucho elegir una canción ‘favorita’ entre estos once temas que se extienden a lo largo de 44 minutos de música intensa. Al final he optado por ’Alabaster’ , una especie de cuento de hadas macabro, en el que destaca la presencia de un inquietante cuarteto de cuerda.

Pero podría haber sido cualquier otra. Sobre todo las más rockeras, como ‘Parks And Recreation’ y ‘Vacant Stare’, en las que las inflexiones vocales de Emma me traen el recuerdo de aquella gran dama llamada Crissie Hynde que comandaba The Pretenders en la década de los ochenta del pasado siglo. Y eso es mucho decir, amigos míos.

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