‘I Love You, Honeybear’, un disco de Father John Misty

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‘I Love You, Honeybear’, un disco de Father John Misty

I Love You, Honeybear, un disco de Father John Misty

El antiguo batería de Fleet Foxes hace un completo ‘striptease’ emocional en su segundo disco en solitario. Bendecido por el fervor de la crítica y tocado por la inspiración más genuina, el cantautor de Seatle y residente en Los Angeles, Josh Tillman, , universalmente conocido con el nombre de su alter ego, Father John Misty prosigue su camino hacia la gloria con ’I Love You, Honeybear’, su nuevo disco.

Se trata del segundo álbum que Tillman firma con este nombre y la confirmación de que la personalidad que inventó tras abandonar su puesto de batería en los Fleet Foxes, no fue un simple entretenimiento para pasar página.

No, este predicador moderno, deslenguado y cascarrabias que ha inventado Tillman para diseccionar en sus canciones las incoherencias, el vértigo y los placeres del mundo moderno, es un proyecto artístico personal con todas las de la ley, que va ganando profundidad con cada nueva entrega.

En lo esencial, este Father John Misty, sigue siendo un cantautor de corte ‘folkie’, que parece componer sus temas rasgueando su guitarra acústica sobre progresiones y ritmos clásicos de la tradición campestre americana. Un legado que respeta y, a ratos, consigue renovar.

Alguien que, como sucede con otros compañeros de generación con quienes comparte productor, como Conor Oberst o Bonnie ‘Prince’ Billy , sigue apegado a esa imagen clásica de todos conocida. El cantante y compositor preocupado por el mundo en el que vive que aspira a reflejar sus vivencias en las letras de sus canciones.

Aunque en este ‘I Love Honey Bear’, siempre de la mano de Jonathan Wilson, ese mago del estudio del que hablábamos antes, ha ampliado sustancialmente su paleta sonora, enriquecido las instrumentaciones y ajustado los arreglos con singular precisión, para que cuenten también la historia que narran las canciones.

Esta simbiosis, supone un verdadero paso adelante con respecto a ’Fear Fun’, la primera referencia discográfica de Father John, y ha provocado el uso de una amplia variedad de recursos para enriquecer el discurso básico.

Lo que pretenden, se aprecia perfectamente, por ejemplo, en ’True Affection’, una canción que habla de la incomunicación real que se oculta tras el aparente flujo infinito de mensajes que nos llegan a diario gracias a los nuevos e imprescindibles artefactos que han cambiado nuestras vidas cotidianas.

Para conseguir ese efecto, Tillman y su compinche Wilson, recurren a estos mismos artefactos, y crean un fondo de música electrónica y sutilmente cósmica que casi ahoga el grito de un cantante narrador que parece suspirar por tener una verdadera conversación cara a cara con su chica.

De modo que aquí vamos a encontrar, violines, slide, los vientos y los guitarrones de un mariachi mexicano clásico y muchos otros recursos instrumentales puestos al servicio de las verdaderas reinas de la fiesta: las melodías y las letras.

Sí señores, es curioso. Mientras en España, en general, y el universo latino en particular, la figura del cantautor ‘comprometido’ con su tiempo y su entorno está absolutamente marginada en los medios, los críticos modernos de Pitchfok y el resto de las publicaciones de moda, se marcan sesudas reseñas en las que se discute y debate hasta la última coma de los textos que fabrican tipos como Tillman.

Y, evidentemente, es justo hacerlo, porque Misty posee unas enormes letras dignas de mención. Una narrativa propia que sirve, por ejemplo, para darle una nueva vuelta de tuerca al tópico del ‘carpe diem’ desde un ángulo lleno de sentido del humor, como en la canción que da título al álbum, I Love You, Honey Bear’, cuyo significado resumido podría ser ‘a follar, a follar que el mundo se va a acabar’.

O para contarnos con todo lujo de detalles, las primeras citas con su flamante esposa, Emma Elizabeth Tillman, fotógrafa y directora de cine, de la que se enamoró, aparentemente en el parking de un hipermercado, como en ’I Want To the Store One Day’, mi canción favorita del álbum, por el momento.

Además, el álbum, en especial la versión de vinilo, ha sido empaquetado con mimo, y se beneficia del trabajo de Stacey Rozich, una conocida artista de Seattle que ha dibujado una bonita cubierta. Casi ‘como las de antes’.Total que aun admitiendo que probablemente este no sea, ni de lejos, un disco que vaya a cambiar la historia de la música moderna, si alcanza de sobra el calificativo de ‘recomendable’.

Sólo haría falta ahora que esos locutores modernos capaces de disfrutar de trabajos como este, escritos en un curioso y complicado inglés, fueran capaces también de hacerlo con los artistas de esta misma cuerda que cantan en castellano. Que también los hay, oiga. Y de calidad superlativa.

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