Esclavos en el siglo XXI

Sociedad

Esclavos en el siglo XXI

Un estudio hecho por una ONG rigurosa y prestigiosa – Walk Free – aporta datos y pruebas sorprendentes y estremecedoras. Casi treinta y seis millones de personas viven en régimen de esclavitud en pleno siglo XXI. Dicho así cuesta creerlo, pero los detalles demuestran que es cierto. En el mundo todavía quedan reductos del pasado donde hay personas esclavizadas igual que vemos en el cine retrospectivo de un pasado que creíamos lejano y liquidado. Un estudio hecho por una ONG rigurosa y prestigiosa – Walk Free – aporta datos y pruebas sorprendentes y estremecedoras.

La lectura del resumen del informe enseguida invita a pensar que esto ocurre en lugares apartados del Tercer Mundo, a donde la civilización aún no ha llegado, pero no es así. Mauritania, un país árabe de gran influencia francesa y abundantes relaciones con el resto de Europa, es el que aún mantiene más esclavos sobre todo en proporción con su población. Pero no es el único ni siquiera el más importante. China, segunda potencia económica, también los tiene, lo mismo que la democrática India.

Y lo mismo que Rusia donde se ve, igual que ocurre en China, que las tesis marxistas que propugnan la igualdad que rigieron durante tanto tiempo su política, no han penetrado aún en algunas de sus comarcas remotas y, lo que es peor, en la vigilancia y control policial para que semejante aberración social termine y, preferentemente, no en la impunidad. La lista de países donde hay esclavos es larga y variada. Y se extiende por los cinco continentes.

Incluso en Europa hay esclavitud, y no en países retrasados sólo. En Islandia, una isla muy desarrollada, con menos de medio millón de habitantes, hay alrededor de un centenar. En algunos lugares además la condición de esclavo es hereditaria. Se nace esclavo y se lega ese infortunio a los descendientes. Hay países como Suecia, Estados Unidos, Holanda, Suiza, Australia, que vigilan y persiguen continuamente esta práctica en sus versiones modernas. Otros, en cambio, se despreocupan y permiten que formas de esclavitud más o menos encubiertas sigan existiendo.

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