Isabel Muñoz: “Hay que saber moverse en una guerra para no convertirte en el pavo de navidad»

Cultura

Isabel Muñoz: “Hay que saber moverse en una guerra para no convertirte en el pavo de navidad»

Isabel Muñoz

Con estas palabras la reconocida fotógrafa expone en un encuentro con amateurs los puntos clave de su obra. Como parte de la actividad formativa de la escuela de fotografía ‘Too Many Flash’, el pasado sábado tuvo lugar en su espacio un encuentro con Isabel Muñoz, destacada fotógrafa del panorama nacional que en 2009 fue galardonada con la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, año en que también fue reconocida su trayectoria profesional por PhotoEspaña con el Premio Bartolomé Ros; asimismo, en dos ocasiones ha recibido el World Press Photo.

Tras una introducción videodocumental que puso en contexto su obra más representativa se inició un diálogo con el público asistente, cuyas preguntas fueron las mimbres que conformaron el tejido de su exposición, para finalizar con un making off de algunos de sus proyectos.

Utilizando la cámara como “lápiz o pincel”, su pasión la ha llevado a recorrer las más dispares latitudes admitiendo “haber pasado miedo” en varias ocasiones. Es el caso de su visita a las cárceles salvadoreñas, donde el proyecto en torno a las Maras la llevó a plasmar imágenes de presos cuya historia personal se escribe en su piel tatuada. Igualmente, aseveró que “hay que saber moverse en una guerra para no convertirte en el pavo de navidad”, por lo que interesan los contactos que “sepan moverse en temas de mafia”. Dijo no hacer nunca una foto “sin permiso”, y para hacer entender su intención lleva “algo publicado” que les dé una idea y les motive para posar: “si hay temas sociales la gente se abre porque ese trabajo va a servir para algo”.

Admite “ser difícil de viajar: me convierto en un monstruo”, lo que iría acorde con un alto nivel de exigencia, a juzgar por la calidad precisa y calculada de sus fotografías.

De expresión sencilla no exenta de tecnicismos, Isabel Muñoz dio pinceladas de su obra, compartiendo sus preferencias. Así, procura utilizar luz natural, si bien siempre la acompañan dos focos porque no “me suelo permitir el lujo de esperar a la hora bruja”. Su predilección por el blanco y negro se debe al carácter “intemporal y onírico” que proporciona la ausencia del color que, en caso de utilizar desafiando al mundo de los sueños, elabora ella misma con el platino. De disponer de tiempo opta por llevar analógico (negativo) para después “hacer el digital”.

Además de la luz, la composición juega un papel primordial en su obra: en su “búsqueda de la geometría y la ambigüedad” intenta “llevar croquis” que le sirvan de referencia -como es el caso de sus series referidas a la danza-, aunque por supuesto es inútil cuando los primates o los toros están en el punto de mira…

En cuanto a las temáticas abordadas, presta especial atención al cuerpo y al movimiento, declarando que forman parte del “libro que habla del ser humano, en cuanto a dignidad y sentimiento”: “me gusta habar sobre ello, y lo cuento”.

Prioriza corazón ante todo, siendo fundamental a la hora de elegir sus trabajos, que deben pasar secuencialmente por las fases corazón-dónde-cómo. Afirmó que “no existe una piedra filosofal, pero sí intuición”, y que “un trabajo donde te llora el alma hace que vuelvas a él para que se te esponje de nuevo”…

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