Las tensiones internas, la falta de liquidez y la caída de la audiencia asustan a los ‘candidatos’. Aunque todo puede cambiar en las próximas horas, de momento, el Gobierno no acaba de encontrar un candidato dispuestos a sustituir en la presidencia de RTVE al recién dimitido Leopoldo González-Echenique.
Es lógico, según los comentarios más extendidos estos días en los pasillos de Prado del Rey. Para empezar, aunque el ‘nuevo’ si tendría la inyección de dinero de 130 millones de euros que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, le negó a Echenique, llegaría tan bien con un plan ya escrito debajo del brazo y la obligación de hacerlo cumplir.
¿Cuál sería el plan? En algunos medios, habitualmente bien informados de lo que se cuece en el PP, se habla de un estudio realizado antes de la llegada al poder del PP por un equipo afín a la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal y que, entre otras lindezas, prevé un nuevo ERE, más masivo que el último y con peores condiciones económicas.
Ese proyecto que, de alguna forma, si habría sido tenido en cuenta por Montoro se habría paralizado, según estos rumores, gracias a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y a su deseo de que Echenique, un hombre cercano a ella, ocupara la presidencia de RTVE.
Pero el fracaso de ‘Polo’ fue total hasta el punto de que, siempre según estos comentarios malintencionados, al final la propia ‘vice’ habría presionado a Echenique para que abandonara el cargo, una vez que este se negó a poner en marcha un nuevo ERE e inutilizar el convenio que tanto le había costado firmar.
De modo que el próximo presidente sí tendrá que hacerlo. Y, quizá también alguna otra cosas como privatizar la 2. Ambas medidas se sumarian a las otras que ya estaban incluidas en el Plan de Estabilidad que defendía Echenique como el fin de las emisiones de onda corta o el cierre de Teledeporte.
Con este contexto endiablado, más el anuncio de movilizaciones y protestas duras, realizado sin excepción por todos los sindicatos que pintan algo en la ‘casa’ no resulta extraño que a Mariano Rajoy le cueste dar con alguien que quiera encargarse de hacer el trabajo.
Sin embargo, con las elecciones municipales y autonómicas a un paso y la incertidumbre sobre su resultado que reflejan las encuestas, en muchos medios se da por hecho que el nombramiento no se va a demorar mucho. Aunque quizá, al final, el elegido no sea exactamente la primera opción manejada por el presidente del Gobierno
