Los antiguos señores del ladrillo español vuelven a la trinchera en plena recuperación del sector

Sector inmobiliario

Los antiguos señores del ladrillo español vuelven a la trinchera en plena recuperación del sector

Quabit, su presidente y su máximo accionista ven la mano de Bañuelos tras la denuncia de un abogado valenciano.

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La guerra sigue abierta en el sector inmobiliario. No solo por la creciente competencia que acompaña al resurgir del sector, sino por el regreso de viejas disputas seculares entre los antiguos señores del ladrillo español.

La guerra sigue abierta en el sector inmobiliario. No solo por la creciente competencia que acompaña al resurgir del sector, sino por el regreso de viejas disputas seculares entre los antiguos señores del ladrillo español.

Los contendientes de la última disputa, que no es más que una nueva batalla en el marco de una guerra iniciada hace más de una década, no son otros que Félix Abánades, presidente de Quabit, y Enrique Bañuelos, el controvertido empresario saguntino que fue su predecesor en el cargo cuando la compañía aún llevaba por nombre Astroc.

A falta de dos meses para que el juez dicte sentencia sobre una denuncia cursada desde el entorno de Abánades contra Bañuelos y su antiguo equipo de dirección, un abogado valenciano ha remitido un escrito de denuncia a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ‘devolviendo’ las acusaciones. Un hombre de paja detrás del que el consejo actual de Quabit ve inconfundible la mano de Bañuelos.

El mismo hombre que entró en Amper con la promesa de reflotar la compañía y se fue sin los deberes hechos y dejándolos en herencia al que fue su hombre de confianza en este proyecto, Jaime Espinosa de los Monteros, estaría maniobrando para devolver el golpe a sus antiguos socios ladrilleros. Un movimiento que además llega después de haber liquidado una compleja operación con la que Quabit ha logrado liberarse de buena parte del peso que el saguntino seguía ejerciendo en la cotizada.

En concreto, las acusaciones del abogado valenciano, que dice representar a un grupo de inversores minoritarios y en ningún caso interpone demanda judicial, son por supuesto uso de información privilegiada y por primar los intereses del grupo constructor Rayet, propiedad de Abánades y máximo accionista de la cotizada, en detrimento del resto de inversores.

Ante esta denuncia al supervisor bursátil, que se vincula a la puesta en marcha en el año 2013 de una línea de capital con los fondos GEM Capital a cambio de la entrega de acciones, Rayet afirma estar «preparando una respuesta completa y precisa para acreditar la mala fe y demostrar la falsedad de todas las acusaciones».

Sospechas y antecedentes

Otros aspectos del escrito presentado ante la CNMV se articula además con datos de contratos firmados en 2007 y el año siguiente entre Rayet y empresas vinculadas a Enrique Bañuelos. Esta es la principal sospecha de que es el empresario y no otro inversor el que se esconde tras su paisano, pues son referencias que, según Quabit, «sólo pueden conocer ellos».

Esta es la primera denuncia, que no judicial y sin expediente sancionador por el momento, que recibe Quabit desde que lleva este nombre bajo la presidencia de Abánades. Él y su equipo critican que el abogado valenciano hace uso de «información ambigua y sesgada».

Mientras que Rayet prepara el pertinente escrito de defensa, sus responsables, sus socios de inversión en Quabit y, de otra parte, Bañuelos y su antiguo equipo esperan sentencia por un litigio iniciado en el año 2013. Entonces, la constructora alcarreña denunció que Astroc sobrevaloró sus activos mediante el uso de «graves irregularidades en su contabilidad [que] falsearon la imagen real de la compañía». Un supuesto amaño que aupó la cotización de la vieja gigante del ladrillo «engañando al mercado y a los inversores», entre los que está Rayet, y que al saguntino le reportó ingresos de más de 1.000 millones de euros por la venta de sus títulos.

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