Los últimos de Wall Street: JP Morgan mantiene su apuesta por EEUU

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Los últimos de Wall Street: JP Morgan mantiene su apuesta por EEUU

La concatenación de máximos históricos en varios índices de referencia del parqué neoyorquino no amedrenta al bróker estadounidense.

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La rotación de carteras desde el otro lado del Atlántico hacia Europa es una tendencia siempre al alza en los últimos meses. Sin embargo, hay gestores que siguen defendiendo las oportunidades de inversión que aún presenta Wall Street. JP Morgan es uno de los pocos que aún se resiste a cruzar el charco.

El bróker estadounidense no solo mantiene su apuesta por la Bolsa estadounidense, sino que la señala como su favorita. La consecución de máximos históricos que encadenan algunos de sus índices de referencia podría ser solo el aperitivo de lo que estaría por venir si se confirma la drástica reforma fiscal prometida por el gabinete de Donald Trump.

El director de estrategia para España y Portugal de la gestora de JP Morgan, Manuel Arroyo, lo tiene claro: «No se da ninguna de las condiciones clásicas para ver caer Wall Street». Ni de lejos las cifras macro apuntan a la recesión en la mayor economía del mundo, no considera que la valoración de las cotizadas sea excesiva frente a sus registros históricos y previsiones de negocio, no existe ningún pico de valor en el mercado de materias primas ni se aguarda una subida de tipos agresiva por parte de la Reserva Federal.

Aunque Arroyo reconoce que debido al sistema gubernativo estadounidense, Trump y su equipo habrán de hacer concesiones a la bancada demócrata y a la línea más conservadora de sus colegas republicanos, se siente “optimista” porque “la probabilidad de que el mercado adopte una tendencia bajista sigue siendo escasa”. Así, subraya que mientras en el punto álgido de la burbuja de las puntocom el índice S&P llegó a cotizar a una ratio PER de 24,5 veces, los precios actuales de cotización contienen las ganancias que se les atribuyen en una relación muy inferior: 17,7 veces.

Esta percepción choca de lleno con la de buena parte de sus colegas. La última edición de la Encuesta de Gestores de Fondos de Bank of America-Merrill Lynch ponía de manifiesto que un 83% de los profesionales consideraba que la renta variable estadounidense está sobrevalorada. Un convencimiento que, en máximos históricos, ha provocado el optimismo en torno a las Bolsas europeas toque máximos desde enero de 2016 y sea destino de la rotación de carteras procedentes de Wall Street con más fuerza que en los últimos 15 meses, según las cifras que maneja este sondeo.

Mientras tanto, el responsable de la casa de inversión estadounidense considera que los motivos que han aupado Wall Street desde la elección de Donald Trump siguen plenamente vigentes. Entre ellos, las expectativas de reflación y la esperada rebaja del impuesto de sociedades, pues EEUU es la única economía desarrollada occidental donde este gravamen no se ha revisado a la baja en los últimos 10 años.

EEUU y Japón, el maridaje perfecto

La cartera de posiciones favoritas de JP Morgan se completa con Japón. Los datos que baraja Arroyo lo sitúan como “el mercado desarrollado más barato del mundo”. Un factor que en los últimos tiempos está atrayendo inversión institucional extranjera a un ritmo poco conocido. Mientras tanto, la confianza empresarial nipona se sitúa en máximos de la última década y los recientes cambios introducidos en materia de gobierno corporativo hacen aún más atractivo el archipiélago.

Mientras tanto, las dudas sobre el futuro de las políticas de estímulo implementadas por China hacen que la cautela se imponga sobre el Gigante Asiático. Por lo que se refiere a mercados emergentes, desde la gestora de JP Morgan se apuesta preferentemente por Asia y Rusia. Una apuesta que, como las demás, se articula en torno a un modelo de selección bottom-up basada en el estudio de los valores y no desde una perspectiva generalista macro.

Por lo que se refiere a Europa, el experto considera que el Banco Central Europeo (BCE) seguirá el mismo guion que la Reserva Federal estadounidense a la hora de retirar estímulos. Esto es, primero una retirada paulatina del programa de compra de deuda y después subida de tipos, algo que considera que no llegará hasta el año que viene, en contra de las voces que cada vez más numerosas llegan a vaticinar incrementos antes de que acabe este ejercicio.

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