Aviador Dro, los viejos robots nunca mueren

Notas Alternativas

Aviador Dro, los viejos robots nunca mueren

Aviador Dro

La banda de Servando Carballar se cuela en los carteles de festivales ‘modernos’ como el Noroeste Estrella de Galicia. Cincuentones como somos, más cerca de la imposible jubilación que de la tumba y con los hijos crecidos, a los veinteañeros de los ochenta vuelve a gustarles salir por la noche. O vuelve a no quedarles más remedio que pisar la calle. Y será por eso o no, pero con ellos vuelven también las bandas de aquellos años. Como Aviador Dro.
 
Aunque la lista sería interminable…El Pinguino, PVP, Los Pistones, La Guardía, El Zurdo…Los hay por cierto que nunca se fueron como José María Granados y Mamá. Hasta hay quien ha remodelado una vieja ‘disco’ de ligoteo noventero y le ha puesto de nombre Rock Ola, para sumarse a ese circuito de la nostalgia que funciona más que bien.
 
Hay vídeos en YouTube que no les aconsejaría ver. Pero también gloriosas excepciones. Y algunas cuentas pendientes que saldar con las generaciones ‘adanistas’ que no quisieron saber nada de sus antecedentes. Y muchos sonidos olvidados que volver a escuchar y que llegan desde el pasado gracias a esta oleada de operaciones de rescate.
 
Con 35 años a sus espaldas a la formación actual de Aviador Dro, que aún encabeza Servando Carballar, todavía se le puede tener respeto. Aunque quizá resulte urgente revisar la historia no revelado de la banda que fue capaz de montar la primera gran discográfia independiente que tuvo éxito en España.
 
Pero eso es trabajo de historiadores y no de aficionados al pop. Los aviadores, ya digo han vuelto, y también sus uniformes, su estética retrofuturista y sus homenajes a ilustres predecesores como Kraftwerk o The Residents, y sus canciones pegadizas e ingenuas, a pesar de las viejas polémicas.
 
Y parecen haber conseguido colarse en el circuito moderno, donde siguen funcionando bien contemporáneos incombustibles como Fangoria y Christina Rosenvinge. De momento, Aviador Dro figuran en carteles tan poco dados a la nostalgia como el Festival Noroeste de Estrella de Galicia. Quiténse el sombrero y saluden, compañeros.
 
 
 

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