El apoyo de papá BCE

El apoyo de papá BCE

Javier Méndez Llera

¿Sabremos manejarnos en los mercados sin la paga mensual del QE? Es de todos conocido como la política monetaria “ex Lehman” y “ex Gran Recesión” llevada a cabo por los bancos centrales ha supuesto un importante apoyo para mantener “resilientes” (capacidad de afrontar la adversidad) al conjunto de los mercados financieros a lo largo de estos últimos años. Incluso algunos autores hablan de un verdadero bálsamo para los mismos, “adormeciendo” tensiones más que evidentes en terrenos como el económico, financiero o geopolítico con un “chorro” continuado de liquidez al sistema financiero global. Era (en algunos casos, todavía es) el denominado “Quantitative Easing” (QE), con el efecto inmediato de desaparición (prácticamente) del denominado coste del dinero.
 
No vamos a tratar lo que ya muchos autores han desarrollado plenamente en cuanto a las bondades y peligros de la política de tipos cero/negativos y de la “barra libre” de liquidez y compra masiva de bonos. Hoy me quiero fijar en un efecto que puede pasar más desapercibido pero con importantes consecuencias para los mercados financieros. Y es la coincidencia en el tiempo entre la expectativa por parte de los inversores de finalización del QE y una vuelta muy rápida a una situación de activos financieros des-correlacionados entre ellos. Podemos tomar varias fuentes, pero citando un estudio reciente del banco Morgan Stanley, en los últimos meses se ha producido un verdadero desplome de los índices de correlación entre activos (una medida de cómo se mueven entre ellos) que nos ha llevado a niveles de des-correlación no vistos desde comienzos del presente siglo.
 
Si estudiamos los movimientos desde la crisis financiera (2007-2008) vemos un aumento muy importante de la correlación con efectos negativos (“hay que salirse de todo lo que significa riesgo”) pero la aparición del QE hizo reaccionar de forma complaciente a los inversores, manteniéndose la situación de alta correlación, pero esta vez con efectos positivos (“sin coste del dinero todo activo de riesgo vale más”).
 
Entonces, de confirmarse esta tendencia hacia la des-correlación, a mi entender, estaríamos ante una situación con efectos nada desdeñables sobre la evolución de los mercados financieros. En primer lugar, nos volveríamos a encontrar con verdaderos ganadores y perdedores. Por ejemplo y en un planteamiento muy simplista, rendimientos muy buenos en acciones y muy malos en bonos o “sobre rentabilidades” muy significativas del dólar USA frente al euro, o entre bonos corporativos y soberanos, etc (*). Todo un reto para los que gestionan su dinero y les asesoran financieramente, acostumbrados a vivir unos años de subidas y bajadas en tándem de las distintas inversiones que realizaban. En segundo lugar, es más que probable que esto conduzca a niveles significativamente superiores de la volatilidad general, que ha estado muy apagada en los últimos meses (medida por el índice VIX), justo cuando los Brexit, Trump, etc  la tendrían que haber incrementado de forma notoria.
 
Para mí hay un tercer elemento que todo lo anteriormente comentado nos puede estar adelantando y que tiene que ver con esa sensación de orfandad que nos invade cuando nuestros padres ya no son el sustento para nuestras necesidades (porque no quieren o simplemente no pueden). ¿Sabremos manejarnos en los mercados sin la paga mensual del QE?
 
Ya sabemos que para los políticos “la paga” ha sido un sustento muy conveniente para no tener que tomar decisiones incómodas frente a sus electores en unos momentos cuando (¡qué pena!) hubiesen sido muy propicios por la histórica situación de facilidad de financiación en los mercados. De haber acometido algunas reformas estructurales bajo ese paraguas extraordinario se hubiesen sentado las bases para un “post-QE” con una paulatina recuperación de las tasas de inflación y de los tipos de interés probablemente menos traumática para los mercados.
 
¿Y los mercados, los inversores? A diferencia de los políticos, ¿sabrán descifrar el nuevo escenario? En todo caso, un exhorto a mis colegas gestores de fondos: ¡Ojo con un posible cambio en las correlaciones entre activos! Nos puede decir mucho sobre un más que probable nuevo contexto sin el maná del QE.
 
(*) Ejemplos para ilustrar un argumento. No supone recomendación alguna.
 
* Javier Méndez Llera,
Secretario General del Instituto Español de Analistas Financieros

Más información